Me invitaron un día al sumarme a envidiar
al astro y a sus cabellos dorados que me iluminan
mi andar, y hasta aun al mi dormir.
Me convertí en un adulador más al envidiar
al astro y a esos cabellos progenitores que iluminan
mi andar, y hasta aun al mi sumir.
Me apropiaron varios golpes por el envidiar
al astro y a esos cabellos ocultos que me iluminan
mi andar, y hasta aun al mi gemir.
Me recuerdo no tenerle nada que envidiar
al astro si no a tus cabellos en cascada que iluminan
mi andar, hasta aun al morir.
viernes, 26 de diciembre de 2008
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